
Los caftanes eran bordados a menudo por delante y por las mangas, pero como todo lo demás durante el dominio otomano, estaban sujetos a un estricto orden jerárquico en cuanto a colores, patrones, lazos y botones, que se elegían de acuerdo con el rango de la persona que había de vestirlo.
Durante el siglo XIV se usaron patrones grandes de colores suaves, que se hicieron más pequeños y llamativos con el cambio de siglo. Para la segunda mitad del siglo XVII las telas más apreciadas eran las que tenían yollu, franjas verticales de diversos bordados y patrones pequeños, llamadas telas Selimeye.
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